Los Parlamentos como Expresión de la Política Exterior (Artículo)


 La profundización de la crisis política que se vive en Venezuela posterior a la elección presidencial del pasado 28 de julio, ha provocado reacciones de muchos actores políticos regionales, como esfuerzos diplomáticos de gobiernos y debates en muchos espacios internacionales.

Los intentos de mediación generados por Brasil, Colombia y México, los debates realizados y presentados en espacios como la Organización de Estados Americanos, el Alto Comisionado para los DDHH de la ONU y el propio secretario general de este organismo, las declaraciones y posiciones de varios gobiernos que incluso han llevado a la ruptura de relaciones diplomáticas, todo da cuenta del impacto real que tiene la crisis política de Venezuela sobre la región y de la necesidad de construir un camino que permita allanar soluciones y sobre todo se mantenga el respeto a los DDHH y principios democráticos establecidos en la constitución nacional.

En medio de este esfuerzo internacional, se presenta con mucha visibilidad las acciones de distintos poderes legislativos nacionales y regionales, que se suman como actores políticos en el debate sobre la situación en Venezuela, lo que comenzó con posiciones individuales de parlamentarios y organizaciones políticas de distintos países, ha tomado cuerpo para presentarse como expresión institucional de demandas y posiciones políticas. Es así como los acuerdos aprobados tanto en la cámara de diputados como el senado del Reino de España donde reconocen a Edmundo González  como presidente electo de Venezuela, han sido replicados en otros congresos como el de Colombia o Costa Rica y vimos recientemente como se aprobó una declaración en este mismo tono por parte del Parlamento Europeo. También hemos visto como los parlamentos de Cuba y Nicaragua han presentado y aprobado declaraciones y acuerdos en respaldo al gobierno de Nicolas Maduro.

Si bien, las decisiones o posiciones adoptadas en este sentido no resultan vinculantes ni obligantes para los gobiernos, si es muy cierto que el rol de los parlamentos en proponer y definir posiciones políticas en asuntos de política exterior, no solo influye en la opinión pública y en las dinámicas políticas internas de los países, sino que pasan a ser elementos que no pueden ser inobservados por los decisores, el cuerpo diplomático y las cancillerías de sus países.

Los poderes legislativos han tomado a partir del tema Venezuela un rol quizás novedoso en términos de su acción política y en su capacidad de ayudar a definir la política exterior de sus países, este esfuerzo real y concreto está abriendo puertas para que la Diplomacia Parlamentaria siga insistiendo en su capacidad de ser un apoyo o parte de los espacios de decisión que en muchos casos son exclusivos de los poderes ejecutivos o gobiernos de la mayoría de los países.

Estamos ante una nueva realidad, donde los parlamentos como expresión de la diversidad y pluralidad política de los países, buscan ser relevantes en los asuntos que discurren fuera de sus fronteras, el esfuerzo y acción parlamentaria. Si bien los parlamentos sirven en sus funciones como instancias legitimas de control de las políticas del resto de los poderes en lo países y para darle base legal por medio de los actos legislativos a las iniciativas que en materia de política exterior impulsan los gobierno, hoy comienza tímidamente a observarse una trasformación del carácter de la actividad parlamentaria y de su influencia en tema sobre los cuales no tiene competencia definida todavia.

Quizás el tema de Venezuela este abriendo un nuevo espacio que deberá ser abordado, discutido y quizás delimitado en el futuro por la propia institucionalidad de los países, pero lo cierto es que muchos parlamentos vienen decididos a ser parte activa en el debate internacional y en ese camino se reconocen los cambios que provocan sobre las instituciones las fuerzas de la globalización, la interacción y la interconexión que existen en la gran aldea global, donde la defensa de valores esenciales como la libertad, la democracia, el respeto a los DDHH, el desarrollo económico, la reducción de desigualdades, el cambio climático y la construcción de paz son asumidos tanto por la sociedad organizada  como por instituciones sociales y económicas, dejando de ser una especie de propiedad exclusiva de los gobiernos.

Esta etapa en el ejercicio de la Diplomacia Parlamentaria viene con unas nuevas formas e ideas que seguro seguirán desarrollándose y encontrando o construyendo un espacio institucional que fortalezca el espacio público y que como parte de la colaboración necesaria entre poderes, permita crear respuestas más efectivas a las demandas sociales que son nacionales y ahora también globales.