Estados Unidos representa una de las naciones más poderosas del planeta y su rol en la escena global ha sido protagónico durante muchas décadas, pero todo eso pareciera estar cambiando y nos obliga a redefinir nuestra mirada sobre este gigante del norte.
Luego de la II Guerra Mundial, las grandes potencias se dedicaron a la construcción de un orden mundial para garantizar una paz duradera. La creación de las Naciones Unidas y de una serie de instituciones destinadas a promover la gobernanza global, fueron parte del enorme esfuerzo político, económico y militar que dio vida a las actuales reglas de juego entre los países del mundo.
En esta historia los Estados Unidos ha sido líder en la construcción de una serie de reglas, espacios e instituciones que han permitido mantener una paz relativa en el mundo, se ha encargado de promover instituciones económicas globales y un sistema de coperación robusto, en fin, Norteamérica se ha posicionado como uno de los players más importantes y definitivos para lograr el orden que actualmente determina nuestras vidas y esto lo ha hecho a partir de sus fortalezas:
- Siendo el ejército más poderoso del planeta con casi 3 millones de miembros activos desplegados en 4.800 puntos de defensa en los siete continentes y con un presupuesto anual que sobrepasa los 700.000 millones de USD. Su capacidad de disuasión, apresto, operacional y poder de fuego, como su enorme posibilidad de brindar asistencia y apoyo militar a otros países representa hoy un poder real difícil de ignorar.
- Representando la economía más grande del mundo con un PIB de 30.4 billones de USD en 2025, representa una cuarta parte de toda la economía mundial, siendo líderes en amplios sectores económicos como la industria tecnológica, los mercados de capitales, la industria aeroespacial, el sector automotriz, entre otros.
- Creando las bases de la Gobernanza Mundial, teniendo las sedes de los organismos internacionales más importantes en su territorio, siendo uno de los principales cooperantes internacionales y con una diplomacia robusta de gran capacidad y presencia.
Estados Unidos ha sido ese Gran Hermano que ha permitido (muchas veces impuesto) unas reglas de juego que son aceptadas por casi todos los actores globales y que se presenta como el árbitro necesario en las relaciones internacionales. Con su poder económico y su gran industria cultural, ha sido clave en el diseño del actual mundo occidental, de las reglas y formas de interacción social entre los ciudadanos del mundo y de las formas en que se define el mercado en prácticamente todos sus niveles. La mayor parte de los gobiernos, organizaciones internacionales, liderazgos y partidos políticos, actores económicos y culturales del planeta, ven en los Estados Unidos un referente necesario bien para tratar de crear relaciones estrechas o bien para oponerse a lo que representan. Es el país del norte uno de los grandes epicentros de las relaciones mundiales y uno de los referentes con el cual se definen las posiciones y en muchos casos los movimientos de la sociedad global.
Su poder de influencia es más claro en nuestra región latinoamericana, esa relación de amor odio está presente en cada una de nuestras historias contemporáneas, es casi imposible hablar de latinoamerica sin nombrar el rol que los distintos gobiernos norteamericanos han ejercido sobre las derivas de los países del sur, caribeños o andinos. Las propias instituciones creadas para atender los asuntos continentales dan cuenta de cómo Estados Unidos es el referente rector o reactivo, como los movimientos sociales y políticos de la región tienen como uno de sus componentes casi obligatorio el tipo de relación que se desean tener con los "gringos".
Pero con la llegada de Donald Trump a un segundo mandato en los Estados Unidos, esta visión del país epicentro está cambiando y la posición de este país se está transformando de forma vertiginosa.
America
First pasa a ser la frase que está definiendo el nuevo mapa estratégico de los
Estados Unidos, donde las decisiones están unidas a la nueva visión sobre lo
que debe ser el país norteamericano. En este cambio, Donald Trump es protagonista
y lleva la mirada de todas sus acciones y decisiones hacia dentro, a verse
principalmente como país y cuestionar hasta qué punto la idea de ser garante de
la gobernanza global está siendo muy costosa para el pueblo norteamericano y
para su futuro.
Durante
la campaña presidencial del año pasado, de las 20 promesas que presentó Trump
bajo el slogan Make America Great Again, 15 estaban referidas a asuntos internos
que van desde la migración, la economía, cambio en el sistema político, temas
de género y definiciones sobre lo que debería ser la sociedad norteamericana,
es decir, apenas el 25% de los planteamientos se refieren a temas internacionales,
siendo un cambio más que sustancial en cuanto a dónde se coloca el foco y los
esfuerzos.
Para
el gobierno de Trump los intereses nacionales son superiores a cualquier
esfuerzo por lograr mayor gobernanza global:
-
Es más importante acabar con lo que ha llamado la invasión de los migrantes,
que promover una nueva relación con los países del sudeste asiático por ejemplo
-
Lograr el fin de la guerra en Ucrania va más por parar la gran cantidad de
ayuda financiera y militar que USA ha dado al gobierno de Zelensky, que conquistar
un espacio de paz y de equilibrio profundo con Rusia de largo aliento y con garantías
reales.
-
La política de aranceles para los grandes bloques económicos busca resolver el
problema del déficit y alentar la reindustrialización del país, más que ver la
importancia del costo que esto pueda tener sobre el intercambio global de
bienes y servicios.
-
Lo mismo pasa con el cierre de USAID, de la Voz de América o de los grandes
recortes a la cooperación internacional, se busca parar el gasto público que
considera intrascendente, corrupto y destinado a asuntos que no son ni
importantes (desde su visión), sin medir las consecuencias que a largo plazo
tienen para los intereses de ese país finalizar relaciones de cooperación tan
extendidas con diferentes organizaciones, sociedades y gobiernos del mundo.
Pareciera
que ya no se quiere ser el hermano mayor, que la idea del destino manifiesto
quedo para después y que su rol como garante de la paz internacional y del
orden de postguerra quisiera cederlo o dejarlo a la deriva.
America First propone una nueva realidad, otra dimensión en la cual se establecen las relaciones con el resto de los actores internacionales, es la idea de que Estados Unidos ya no quiere seguir colocando su esfuerzo por salvar al mundo o poner sus recursos para garantizar la paz global, ahora se trata de pensar en lo que interesa al país, en lo que sirve para sus ciudadanos, en tratar de compensar todo el tiempo que se dedicó a los demás a costa de lo nacional, esto pareciera ser la nueva mirada del nuevo gobierno de los Estados Unidos.
Esto obliga a cambiar también la forma en que entendemos a la potencia del norte, la forma en la que esperamos que actúe ante determinados hechos, la manera en que pensamos se debería aproximar a los problemas que son globales, su nuevo esquema de relaciones y de cooperación ya no es un asunto de lograr la existencia de un planeta más justo o de ser los portadores de las banderas de la libertad y la democracia, ahora las relaciones son más pragmáticas y destinadas a defender los intereses nacionales, a posicionar su poder real y efectivo en función de ganar o cobrar para el bien nacional.
Trump está tomando decisiones pensando primeramente en lo interno, en los beneficios para el país, haciéndolo como lo haría cualquier gobierno de cualquier país grande, mediano o pobre del mundo. Esto es un reposicionamiento de lo que nos hemos acostumbrado a conocer como Estados Unidos, esto es un shock para muchos que aún esperan que la potencia norteamericana sea decisiva en la resolución de su conflicto regional o nacional, en los actores políticos que esperan la ayuda determinada y decisiva para promover la libertad y la democracia en un planeta donde el autoritarismo recobra fuerzas y posiciones, es un golpe para los organismos internacionales que depende en gran medida de los aportes que por costumbre daban los Estados Unidos.
En su discurso de proclamación como presidente Trump dejó muy clara la idea de este cambio al decir "A partir de hoy, nuestro país florecerá y volverá a ser respetado en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones, y no permitiremos que se sigan aprovechando de nosotros. Durante todos y cada uno de los días de la Administración Trump, pondré, sencillamente, a Estados Unidos en primer lugar"
Al menos en los próximos cuatro años será obligatorio transformar nuestra mirada sobre lo que debe o tiene que hacer los Estados Unidos, porque Trump no pareciera estar dispuesto a seguir guiando al mundo sin contraprestación real, porque predomina la idea de que lo primero que se debe salvar es al propio norteamericano y al país, ese será el paso necesario para darle entrada a eso que denominó la edad dorada de Estados Unidos.
Y este será el orden en que veremos a los Estados, primero su rescate y reposicionamiento como un país poderoso y fuerte, para luego ser útiles a la construcción de un mundo mejor que pueda tener una paz duradera, y este cambio de orden no es poca cosa sino lo fundamental.
Por ello, America First es una nueva etapa que deben comprender y asimilar los gobiernos, dirigentes y ciudadanos del mundo, estamos presenciando y viviendo un cambio importante en la acción y en el interés del actual gobierno de los Estados Unidos, y esto tendrá un impacto profundo y a largo plazo sobre el orden mundial que apenas comenzamos a ver.
Llegó la hora de cambiar no solo la mirada sino la forma en que vemos al todopoderoso gigante del norte.