El orden mundial no nos va a salvar


De forma recurrente vemos en los medios de comunicación como se reseñan las reuniones de los organismos internacionales, los encuentros entre mandatarios regionales o las sesiones de trabajo en las naciones unidas. Los debates recurrentes entre representantes y dignatarios, los acuerdos alcanzados, las acciones diplomáticas decididas para lograr consensos, la gran cantidad de recursos que se destinan todos los años para atender y buscar solucionar los problemas y retos globales, forman parte de todas unas reglas de acción y acuerdos de formas que se construyeron y aceptaron por todos luego de la II guerra mundial para garantizar la paz y el desarrollo armónico de la humanidad.

El gran problema que hoy tiene la gobernanza global es que estos mecanismos y formas se muestran gastados y con pocas capacidades para darle respuestas a los graves problemas que sufrimos, pero sobre todas las cosas, se muestra inútil ante los vientos de guerra que se han cobrado la vida ya de miles de personas en gran medida civiles inocentes. El propio Secretario General de la ONU decía en septiembre de 2023  en la Asamblea General de este organismo "no podemos abordar eficazmente los problemas tal y como son si las instituciones no reflejan el mundo tal y como es" y hacia un llamado a la reforma urgente del multilateralismo.

Por más reseñas que existan en los medios, es un hecho que la capacidad del orden global hoy esta mermada, que los sistemas instalados no están dando respuestas eficientes a los problemas. Quizás hoy existen dos buenos ejemplos que dan cuenta de este problema 

  • El primero es la invasión de Rusia a Ucrania, hasta hoy los enfrentamientos siguen causando daños y muerte a su paso, pese a los enormes recursos  entregados al gobierno de Zelensky, los grandes paquetes de sanciones aplicados al Kremlin y toda la avanzada diplomática ejecutada, esta guerra pareciera no tener todavía una salida, los vetos en el consejo de seguridad que se han aplicado no permiten lograr avances, los esfuerzos de países claves tampoco han dado resultados  y las posiciones se siguen fortaleciendo y la paz sigue siendo lejana. Pero todavía más, en medio de esta destrucción, Putin se lanza unas elecciones presidenciales  marcadas por el más absoluto abuso, liquidación de oponentes y violación de todo, donde resulta con el 87% de los votos para ratificarse como indiscutible en ese país.
  • El segundo ejemplo es Haití, un país cuyas instituciones están destruidas, metido en una crisis política profunda que ha contado con un magnicidio y la renuncia del actual primer ministro sin que hubiese un reemplazo, donde la violencia de las pandillas y de la bandas criminales dominan la escena creando un estado de indefensión total sobre la población, un país que hoy puede catalogarse como un estado fallido. Frente a esta escena dramática, los esfuerzos últimos del CARICOM , las declaraciones de Estados Unidos y la presencia de un cuerpo policial internacional, todavía no terminan de dar paso a un mínimo de estabilidad y menos de salida al conflicto en este país.
Estos son dos ejemplos de conflictos muy distintos, donde los países involucrados tienen historias, economías, sociedades, culturas e instituciones muy diferentes, tienen incluso posiciones muy distintas en cuanto a su presencia e influencia en la escena internacional, sus capacidades militares o su presencia diplomática, y sim embargo, siguen sin poder ser tener soluciones efectivas, el mundo todavía no ubica formas para garantizar la paz en cada caso.

A pesar de que hoy existen recursos y en algunos países muchísima voluntad, el orden mundial no puede o tiene enormes trabas para consolidar caminos para la resolución de los conflictos. Esto explica también como hoy  es imposible por simple acción diplomática o de los organismos internacionales contener las derivas autocráticas que se observan en muchos países como el caso de Nicaragua o Venezuela.

Es obvio que se hace urgente reformular las instituciones internacionales y las reglas de juego internacional que permitan darle una nueva fuerza a la gobernanza global, mientras tanto, solo queda pensar que en este etapa tan compleja son los ciudadanos de cada nación quienes tienen que hacer una enorme parte y grandísimos sacrificios para tener una nueva realidad, porque el mundo en si mismo no tiene la capacidad para ofrecer soluciones finales.