Nota: Diario El Tiempo de Colombia
“Ni por las buenas ni por las malas, más nunca volverán a gobernar este país”, esta fue la advertencia que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, lanzó hace unos días refiriéndose a las intenciones de la oposición de lograr una victoria presidencial en 2024.
Pero este mensaje no solo va acompañado de palabras- de por sí bien claras- sino de acciones que están en desarrollo en Venezuela y que preocupan solo a una parte de la sociedad, pues la mayoría está ocupada en subsistir. Y es la imitación del modelo nicaragüense, exacerbando inhabilitaciones políticas, sentencias y demás instrumentos político-jurídicos que permitan la permanencia en el poder del chavismo, al menos para un nuevo periodo presidencial de seis años.
La oposición, que había jugado al abstencionismo, siempre débil y dispersa, decidió hace unos meses enrumbarse en una elección primaria pautada para el 22 de octubre con la que pretende obtener a un candidato capaz de enfrentarse a Nicolás Maduro y salir victorioso.
Según datos de la consultora Polianalítica, basados en proyecciones realizadas desde el exterior, la intención de votos en las primarias sería: María Corina Machado, 53 por ciento, Benjamín Rausseo , 22 por ciento, Manuel Rosales, 10 por ciento, Henrique Capriles, 8 por ciento y Freddy Superlano, 3 por ciento.
De ser cierto este número, esta sería uno de los motivos de la actitud radical del chavismo, que no calculó el empuje que tendría la opositora María Corina Machado, considerada su principal enemiga y quien ha sorprendido con su popularidad en ascenso especialmente en estratos sociales D y E, considerados chavistas.
Ahora, ¿cómo hacer para frenar este fenómeno? Especialmente cuando la popularidad de Maduro lleva años en los límites del 20 por ciento. “Lo primero es que esta acción sorpresiva cambiar el tablero político”, dice el politólogo y analista Ángel Medina, refiriéndose al anuncio de la Asamblea Nacional de mayoría oficialista, de renovar el Consejo Nacional Electoral, cuyo periodo está vigente y organismo al que se le había solicitado asistencia para la realización de primarias.
Y es que este jueves, sus ocho rectores oficialistas, entre principales y suplentes, presentaron la renuncia alegando que el país vive un proceso de diálogo y negociación, por lo que ellos están dispuestos a dejar sus cargos. Los dos rectores de oposición no suscribieron la declaración pero tampoco han ofrecido declaraciones.
Corresponde al parlamento, presidido por el oficialista Jorge Rodríguez, iniciar el proceso para recibir las postulaciones y nombrar un nuevo órgano electoral.
“Con un nuevo CNE el gobierno va a tratar de crear una nueva figura como la de la recordada Tibisay Lucena, porque este CNE no genera el temor ni el impacto de la rectora Lucena”, o al menos así lo cree que el politólogo Daniel Arias.
Arias añade que los tres nuevos rectores principales deben ser figuras muy importantes del Partido Socialista Unido de Venezuela “que seguro van a causar conmoción porque serán relevantes”.
Si esto es así, aunque la Comisión Nacional de Primarias, compuesta por destacados académicos de la sociedad civil, insista en contar con la asistencia técnica del CNE para octubre, será poco probable que haya confianza en el proceso, tal como lo han manifestado candidatos como María Corina Machado, que no se ha negado a participar en el proceso pero sí cuestiona la confiabilidad del mismo.
Precisamente estas diatribas son parte de la estrategia del gobierno. “Sin duda alguna es más que evidente que una táctica dilatoria a efectos de las elecciones primarias, busca desmotivar y desmovilizar al conglomerado opositor que de por si por errores pasado muchas veces ha sembrado desconfianza en el sistema electoral y eso lo aprovecha el oficialismo para su escenario más favorable”, explica el analista político Jesús Yánez.
Mientras va en marcha el reacomodo del CNE, por otro lado el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) también estaría haciendo lo propio, preparando inhabilitaciones o declarando improcedentes procesos como las primarias.
“Las primarias sin haber empezado ya se han convertido en demoledora de candidatos” insiste Arias, planteando que el gobierno “va a tener que jugar en un esquema Nicaragua” usando lo político y jurídico para neutralizar candidatos, liderazgos y financistas de campaña.
Si los pronósticos anteriores son ciertos, coinciden con el planteamiento de Andrés Izarra, exministro de Hugo Chávez, ahora en el exilio. Izarra plantea que de cara a 2024 habrá una “híperpolarización”, el CNE estará encabezado por Francisco Amelliach, un fuerte del Psuv, la oposición aglutinada en torno a María Corina Machado, “guste o no”, y, un madurismo atrincherado dispuesto a todo para no perder el poder. “El escenario Nicaragua lucirá como un kindergarden”.
El papel de la comunidad internacional
Maduro se ha introducido en el último año en la escena internacional. La conferencia de Bogotá dejó ver que Venezuela está interesada en solucionar su conflicto político siempre y cuando Estados Unidos y Europa levante las sanciones en su contra.
Ante una nueva presión internacional severa, parece que no hay mucha preocupación en Miraflores, porque es probable que Maduro resista por un factos interesante: el apoyo de Colombia y Brasil, y como es el mismo año electoral en Estados Unidos, un adelanto de elecciones presidenciales podría estar en el escenario ante el temor que supone un regreso de Donald Trump, quien ya confesó sus pretensiones, al menos con el petróleo venezolano.
Un nuevo ciclo de sanciones generarían escasez, falta de combustible y demás problemas que agravaría la crisis en el país y con ello el descontento social, perjudicial para una campaña del chavismo, explica a este diario Daniel Arias.
Por otro lado hay quienes creen que la comunidad internacional debe buscar tender la mayor cantidad de puentes de negociación para poder conseguir un cronograma electoral y “se permita reinsertar al país en el escenario del comercio mundial”, considera Jesús Yánez.
A fin de cuentas, es sin duda la democracia la que sigue en riesgo permanente en Venezuela. “La democracia no son solamente elecciones, pero las elecciones son cosa importante dentro del sistema democrático y alterarlo le hace daño” dice Medina.