EL RETO DE CONFIAR


La confianza es algo que se construye de forma constante, que se va ganando de a poco, que requiere de tiempo y esfuerzo, porque son los gestos y las acciones aunadas a la palabra las capaces de provocar que una persona confié en otra, que una organización de su confianza a una persona o una persona a la organización, es la confianza la que permite que los ciudadanos den el poder de representarlos a una persona, es la confianza la que se cultiva en las relaciones afectivas, en las familias y amistades, entre los padre y los hijos.

Sin embargo, ese esfuerzo de crear confianza puede romperse en cualquier momento y de la forma más sencilla, porque cualquier gesto mal interpretado o acción descolocada puede echar a pérdida el camino labrado. Por ello, construir ese espacio donde dejar posibilidades al otro y ceder nuestros derechos o intimidad a un tercero, es tan esencial en la construcción de sociedades fuertes y sobre todo resilientes.

Colocando en contexto esta idea, definimos la confianza tomándola del documento publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo titulado Confianza, la clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y El Caribe  como "la creencia de que otros no actuarán de manera oportunista, donde no se harán promesas que no se puedan cumplir, ni se trasgredirán las normas para aprovecharse de otras personas que las respetan".

Construir una ciudadanía vigorosa en nuestras naciones, requiere lograr condiciones que permitan desarrollar la confianza, tener instituciones fuertes y adaptables capaces de ordenar y darle soluciones a la vida en sociedad y a los problemas de la gente de forma efectiva, mantener un cuerpo normativo viable, actual y justo, promover un sistema de justicia y de seguridad eficiente, instalar unos valores positivos y constructivos en la cultura, son solo muchas de las iniciativas que de forma permanente se deben dar para promover esa capacidad de entendernos sin miedos, sin precauciones y sin condicionamientos aprendidos.

En el caso de nuestra región latinoamericana y caribeña, este es uno de los principales obstáculos para lograr construir verdaderos caminos de desarrollo y promover el fortalecimiento de la ciudadanía. Un dato demoledor lo presenta el estudio latino barómetro 2021 donde se indica que solo el 12% de los encuestados puede confiar en las demás personas, 21% confía en la institución electoral de su país y el 70% no expresa lo que realmente piensa sobre la situación política que vive (20.204 entrevistados en 18 países de ALyC). 

Estos números no solo son alarmantes, sino que exigen como primer paso visibilizar esta desconfianza para hacerla consciente como uno de los enormes problemas que padecemos como región, pero implica aproximar otros pasos como sensibilizar sobre este tema a todos los niveles en el proceso de toma de decisiones públicas, necesita de expertos que permitan canalizar acciones concretas para renovar el sentido de pertenencia responsable de los ciudadanos en sus sociedades, siendo estos los primeros pasos que consideramos como necesarios.

Sin confianza es imposible lograr desarrollo económico, es muy cuesta arriba armonizar las demandas como promover instituciones públicas y privadas eficientes, porque en medio de la desconfianza se superponen como efecto inmediato los intereses personales por encima de los colectivos y se instalan barreras culturales y sociales que imposibilitan un correcto desempeño de los acuerdos sociales.

Abrir espacios para la participación es un verdadero reto en medio de la desconfianza, promover reglas de juegos económicas y políticas es un desafío cuando la mayoría teme que el otro se pueda aprovechar o transgredir las reglas, posibilitar el desarrollo es una tarea titánica cuando los actores no creen o no tienen esperanza sobre la buena voluntad de los demás.

Por ello, hablamos de CONFIANZA, por ello incentivamos el debate y buscamos crear los espacios para darle respuesta a esta enfermedad que como otras tantas que padecemos atentan contra nuestro futuro.