El
recién instalado gobierno de Joe Biden pareciera no haber perdido tiempo para
enfrentar el enorme reto que significa reconstruir un país profundamente
polarizado, los espacios sociales y darle fuerza a las instituciones políticas
como medios legales y reales para la construcción de soluciones, pero sobre
todo, pareciera no estar perdiendo el tiempo en las remodelaciones necesarias
al modelo de relaciones internacionales que tenia esta nación y su consecuente
actividad en muchos temas de enorme interés en la agenda global.
Asume
este reto con la fuerza que le brinda tener la experiencia (más que comprobada)
en el ejercicio de lo público, de conocer casi con detalle los mecanismo y
sistemas que juegan en el poder del gobierno norteamericano, de entender la
compleja dinámica de equilibrios que se tiene con el congreso y la corte
suprema, cuenta además con los años que pesan para tomar las decisiones con la
mayor cabeza fría, tiene a su favor la carrera política y el tiempo que le ha
permitido ver y asistir -a veces como protagonista- a muchos de los eventos más
importantes de esta nación en los últimos 40 años.
La
renovada relación con la Unión Europea es uno de los elementos que destaca en
este proceso, la celebración de muchos lideres europeos por la victoria de
Biden dio paso a acciones muy concretas y esfuerzos que ya se están viendo
coordinados entre el bloque unitario y el país norteamericano, de igual sucede
con el reino unido post-brexit con quien empieza a fortalecer visiones y
acciones.
El
regreso al Acuerdo de Paris que es el marco de la lucha contra el cambio
climático, vino acompañado de un deseo de liderar este tema a escala global y
tomar la vanguardia en este reto global, solo destacar la reciente reunión
promovida por Estados Unidos en la que participaron 40 líderes mundiales y
dejaron claros los compromisos frente al calentamiento global.
La
postura fuerte y decidida respecto a las relaciones bilaterales con China, que
se expresó de forma contundente cuando se declaró que no aceptarán que este
gigante asiático tome el liderazgo mundial y proponga un modelo distinto a la
democracia, política que además se enmarca en lo que muchos analistas habían
dado por sentado, que la tensión USA-China se iba a mantener y la nueva guerra
fría se iba a sentir.
De
igual, la contención que ha puesto a las diversas acciones de Rusia en el campo
económico y geopolítico, sobre todo en la reciente escalada militar provocada
por la presencia masiva del ejercito rojo en las fronteras con Ucrania.
Estados
Unidos también comienza a visibilizar un nuevo esquema de relaciones con la
región latinoamericana, el esfuerzo del departamento de estado y de la
vicepresidenta en materia migratoria, en las ayudas para enfrentar la pandemia
y en la consolidación del sistema democrático está en pleno desarrollo.
No
menos importante es el plan de desarrollo presentado al congreso que busca
renovar la red de carreteras, telecomunicaciones e infraestructura de la
nación, poniendo como fuente de recursos la idea de instalar un Impuesto Mínimo
Global, idea manejada por muchos organismos económicos internacionales y que
podría impactar en el comercio mundial.
Este
nuevo periodo viene con fuerza y comienza a demostrarlo, quiere volver a tener
el liderazgo global y la capacidad de acción e influencia, Biden esta asumiendo
con hechos concretos los retos internos
y externos de esta nación, por lo pronto, ya comienza a sentirse esta nación en
el juego global.
Puedes ver el artículo en la página web Caraota Digital
https://www.caraotadigital.net/opinion-1/un-nuevo-rol-de-los-estados-unidos/